Inspira

Aquí estoy, con la sensación de que tengo algo que contar; pero cuando voy a empezar, no encuentro nada. Vaya problema ¿Verdad? Ni que me ganara la vida como guionista.

No son las palabras, no; no es que tenga algo que decir y no encuentre la manera de verbalizarlo. Si estuviera en ese punto ya tendría algo avanzado. Es sólo la sensación de que tengo que contar algo, pero ese algo, no sé lo qué es.

Tal vez lo que tengo pendiente sea una disertación sobre la nada, puesto que nada me viene y nada encuentro cuando busco. O puede que sea esto lo que tengo atascado, el hablar de esta sensación de querer y no poder, exponiendo la inexistencia narrativa de mi relato, o dicho de forma menos pretenciosa, esta total falta de inspiración.

¡Te pillé!

Al final lo he pillado, o me ha pillado él a mí, según queramos verlo. Como sea, parece que no ha sido grave, así que por esa parte, bien. Y además, he tenido la suerte de tener quien me cuide, que aunque, al borde del colapso, lo ha dado todo para sacar las cosas adelante lo mejor que se ha podido. Gracias :*

Es posible que ahora me toque a mí estar en el otro lado y ejercer de cuidador; espero estar a la altura llegado el caso, que ojalá no. Estaremos a la expectativa, a ver lo que viene ahora, que llevamos una racha que no termina una y empieza otra.

En todo caso, alguien me ha dicho hoy que ya estamos saliendo, así que voy a intentar centrarme en esa idea para mantenerme, qué ironía, positivo, que aunque parezca una tontería, es importante y siempre viene bien.

Encuentros

La otra tarde, mientras paseaba por el barrio, una señora que iba caminando rápido a modo de ejercicio físico, empezó a hablarme a propósito de una excusa peregrina. Digamos que fue algo como: “- ¡Eh! ¡Me encanta tu camiseta!” A lo que respondí con un escueto “Gracias”.

Hasta aquí, podríamos considerar que, el que un desconocido alabe por la calle tu forma de vestir, es algo normal. Yo nunca lo he hecho, pero tampoco soy nadie para dar la medida de la normalidad. El tema es que, sin dejar de caminar ni aminorar el paso, acompañó ese comentario inicial con un “¿Dónde la has comprado?” y posteriormente con un “¡Lo sabía!” al oír mi respuesta. No necesitó más para, acto seguido, empezar a contarme su vida.

Así, mientras se alejaba, giraba la cabeza voceando; que si su hermano tenía una camiseta parecida; daba unos pasos, se giraba de nuevo y que si en su casa lo llaman “el camisetas”; unos pasos más y que si la camiseta de su hermano era… Cada vez más lejos. Cada vez gritando más. Todo para terminar al final, ya en la distancia, volviendo al inicio: “¡Muy bonita la camiseta!”. Y yo, otra vez gracias.

El caso es que este encuentro me hizo recordar otras situaciones similares, como la vez que esa señora que, no sé el motivo pero parecía muy nerviosa, me preguntó si estábamos en el distrito tal de la ciudad. Sí, Bien. Y si el edificio que había justo delante era la junta de distrito. Sí, Bien. Y que si sabía cuántos distritos había en la ciudad. No ¿¡Qué!? Y que si… Señora suélteme el brazo.

Volviendo a la otra tarde, todavía no sé si esta mujer sólo quería ser maja o si es que va entablando conversaciones a lo loco con todo el que se cruza en su camino, pero me hizo pensar justo en eso. ¿Soy yo que desconfío de las personas simpáticas y sociables que me abordan por la calle? ¿Dónde termina la simpatía y empieza la intensidad incómoda que me hace ponerme a la defensiva? A veces es difícil de decir, al menos para mí.

Esperar

Esperas el autobús.

Esperas a que hierva el agua.

Esperas tu turno en la cola del supermercado.

Esperas a que el semaforo se ponga en verde.

Esperas nueve meses la llegada de un bebé.

Esperas el siguiente capítulo de tu serie favorita.

Esperas en el médico, en una sala de espera para rematar.

Esperas a que se actualice Windows. ¡Espera! ¡No apagues el equipo!

Esperar es aburrido y frustrante en ocasiones, sobre todo cuando esperas algo que sabes que vendrá pero no sabes cuando. Y así estoy yo ahora y desde hace algunos meses; esperando que se materialice el fruto de mi esfuerzo, o de mi suerte dicen algunos.

Cada día, una nueva esperanza y cada día, una nueva decepción.

Mañana. Mañana es el día, verás como sí.

Yo antes era como tú…

Hoy el tema de conversación a la mesa ha sido variado, pero ha habido una parte sobre la que quiero escribir… Se ha hablado de como está el mundo en general; que si esto está fatal, que si Trump tal, que si Korea cual, que si los chinos, ya verás tú los chinos. Crisis y analogías con épocas pasadas en que las políticas extremistas triunfaban. Nos vamos a la mierda.

A mi me ha parecido que nos estábamos apoyando en argumentos fáciles, aunque aparentemente sólidos, para vender que el mundo es un lugar peligroso y el equilibrio que mantiene todo en orden es cada día más frágil. Y lo peor es que posiblemente sea cierto.

Que ya no hay ética, y el que la practica es la excepción. Que según quien seas puedes pegarte la vida padre robando de lo que es de todos y si después te pillan al final no pasa nada. Que puedes decir que harás cosas y después no cumplirlas o hacer interpretaciones de lo dicho o hecho para que se ajuste a lo que más te interese o parezca otra cosa.

Yo escuchaba sin aportar mucho hasta que me han preguntado.

– «¿Y tú que opinas?»

Pues, sin dejar de estar de acuerdo, opino que no se debe asumir que el mundo es así. Que pensando que, quien pudiendo, no saca provecho en situaciones moralmente reprobables es un tonto, al final lo que se consigue, es fomentar exactamente esa actitud. Quiero tener fe en la humanidad y en que cuando se pone a la persona adecuada en el lugar adecuado todo marcha bien.

– «¡Bah! Yo antes era como tú pero ahora…»

¿Ahora qué?¿Ahora eres como ellos?

Este año lo vamos a petar

Hoy comienza 2017 y aunque no he cumplido mi propósito de escribir al menos 2 entradas al mes creo que este año voy a renovarlo. Así pues, cuente esta como la primera de muchas entradas de este año.

A quien le interese, lo del pádel no ha salido adelante todavía, pero la idea sigue ahí; ya no con su objetivo original de regular la ansiedad del no fumar, (mira! un objetivo cumplido!) que ya la llevo perfecta, sino como ejercicio físico, que no me muevo nada más allá del ir y venir de la rutina diaria, y no estaría de más hacer algún extra.

Para 2017 tengo propósitos en lo laboral, en lo familiar, en lo personal, en lo social… Vamos, un montón de cosas en todos los ámbitos que fácilmente se resumen en el propósito y el deseo de ser feliz, y es que, con el inspirador concierto de año nuevo de Viena sonando de fondo, me vienen estas cosas de persona sensible a la belleza.

Y así he empezado el año, escribiendo aquí y pensando en los propósitos para 2017, que ahí los tengo, pendientes, pero con todo este año que acaba de empezar para llevarlos a cabo. Vamos allá!!

La segunda entrada

Ya no cuento los días que llevo sin fumar. Ha dejado de ser tema de conversación y en ocasiones parece que nunca hubiera fumado. La verdad, no me encuentro mejor, que no es que antes me encontrara mal, lo que quiero decir es que no me veo más sano, ni más fuerte, ni más listo… Sí que noto que pico más entre horas y que bebo más cerveza; supongo que así es como aplaco la ansiedad. En cualquier caso, sigo sin fumar, que se supone cosa buena.

Tema tabaco al margen, últimamente siento que sufro más estrés del habitual.

¿Cuales son las causas? ¿Merece la pena analizarlo? ¿Me provocará más estrés intentar hallar el origen de mi estrés? Oh! No! Estoy perdido!

El niño de la calle que llama a su madre a gritos me provoca estrés, los cambios que están por llegar me provocan estrés, las relaciones sociales de toda índole me provocan estrés. Valga la siguiente ilustración para las relaciones de naturaleza laboral en particular…

warning

… y es que hay quien diría que todo me causa estrés, pero bueno, al grano. Sin pararme a analizar las causas de mi estado durante los últimos días creo que puedo aplicar soluciones que son válidas para rebajar el grado de estrés de forma genérica, como el ibuprofeno, que vale para todo. Y atención, esta solución es: (redoble de tambor) Jugar al Padel!!!

¿No dicen que haciendo deporte se segregan endorfinas? Y que estas son buenas para combatir multitud de males, entre ellos el estrés. Pues venga, a ver si para mi próxima entrada he conseguido hacer algo de deporte y así tengo algo que contar.

El quinto día

Hoy es el quinto día seguido que estoy sin fumar y es que últimamente me he visto rodeado de factores externos que me advertían que el momento se acercaba. No es que estas «señales» no existieran antes; siempre hay algúnsmokers-corner pesado que te hace campaña: que si fumar es muy dañino, que si has echado cuentas del dinero, que si los pulmones negros, que si vaya peste… Calla ya, cansino!!!

Bueno, el caso es que al final, dándole vueltas supongo que uno se pregunta ¿Voy a fumar toda la vida? Si la respuesta es sí, a seguir fumando sin dolor; pero si la respuesta es no, la siguiente pregunta se presenta por si sola ¿Y cuando voy a dejarlo? Normalmente la respuesta es «más adelante» pero, el otro día no se que cable se me cruzó que me pilló de tal manera que se me acabó el tabaco y no me compré más. Mira que al final con la tontería me lo dejo…